Évora: ahueca tu almohada entre muros centenarios

A medio camino entre Extremadura y Lisboa, la ciudad portuguesa de Évora, patrimonio mundial por la Unesco, merece ser descubierta sin prisas. Y qué mejor que desde tres edificios históricos que nos trasladan con todo su encanto a tiempos inmemoriales.

 

Molino Tejada: un oasis bucólico a orillas del río

Este molino cántabro del siglo XVI no es el típico hotel rural, sino un espacio idílico y bohemio para evadirse entre lujos campestres, fragantes bosques y el incesante fluir del Ebro.

Dos caseríos del País Vasco-francés para empaparse de verde

Entre el océano Atlántico y las montañas vascas, hay un pueblo de cuento que se llama St. Pee sur Nivelle. Allí abren sus puertas dos caseríos fuera de serie que permiten descubrir un ‘art de vivre’ de relax total en plena naturaleza. Con el verde, omnipresente, siempre en el horizonte.

Casa Ládico: nuevo escondite con encanto en Mahón

Hace unas semanas abrió uno de los hoteles más inspiradores de la isla. Completamente construido en piedra marés, y catalogado por su valor arquitectónico, hipnotiza nada más verlo por su lujo discreto y frescura.

Nº 4: el hotel escondido de Benissa

En el casco antiguo de este precioso pueblo alicantino, lleva a cuestas más de 500 años de antigüedad -perteneció al famoso compositor Ricardo Benavent- y cinco de rehabilitación. Ahora es un delicioso e íntimo hotel que invita a relajantes escapadas mediterráneas.

El placer de la sencillez en 4 refugios menorquines

Siempre nos quedará Menorca... porque no hay 'djs' interrumpiendo el silencio de la playa, ni estrellas de los Goya o del fútbol luciendo palmito frente a los paparazzis. Pero sobre todo porque preserva sus calas salvajes, sus pueblos marcados por la historia, sus bosques de pinos y sus muros de piedra, a los que salpica con pequeños hoteles de un encanto loco.