Tras su fachada algo anodina de ladrillo, vidrio y hierro forjado en el barrio TriBeCa de Manhattan, se descubre la fuerte personalidad del actor, que lo ha decorado como si fuera su propia casa. Let’s go!
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Foto de Veronique Vial para Paris Match |
Junto a los otros socios del proyecto –Ira Drukier, Richard Born y su hijo Raphael-, de Niro recurrió hace seis años a los interioristas Grayling Design y Samantha Crasco para transformar el solar de un antiguo garaje en este vibrante hotel “tecno-artesano” que integra maderas recuperadas, muebles hechos a mano, puertas francesas con espejos procedentes del Flatiron Building, antigüedades, libros centenarios, artefactos curiosos como viejos megáfonos y carteles, sillones de cuero ingleses de Beaumont y Fletcher… Un prodigio a lo largo y ancho de ocho plantas, y ochenta y ocho habitaciones.
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Fachada austera en el corazón de TriBeCa |
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Terraza de las habitaciones hacia el patio interior |
Nada más entrar en el vestíbulo ya se aprecian las vigas de roble que rematan los techos, rescatadas de una fábrica de la Guerra de la Independencia, el suelo de terracota y mármol inspirado en un palacio italiano del siglo XIV, y las laboriosas ventanas emplomadas. Las zonas comunes están lógicamente pensadas para ver y ser vistos –de hecho, cuando visité el hotel estaba Warren Beatty en el lobby-, pero tras cerrar la puerta de la habitación “la privacidad y el anonimato son totales. No se permite la entrada a fotógrafos y los empleados tenemos que firmar un documento de confidencialidad”, me aseguraron.
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Rincón del lobby con reminiscencias coloniales |
Las habitaciones, todas diferentes, también giran en torno a una amplia gama de influencias culturales: alfombras de seda tibetanas hechas a mano, azulejos marroquís, suelos de terracota italiana, muebles de pino recuperados, camas suecas Duxiana, canapés de cuero ingleses… Resultan simplemente geniales, aunque los más exigentes también pueden optar por una de sus trece suites, algunas con sauna, otras con chimenea, otras concebidas como talleres de artistas con claraboyas…
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Viejas maderas en el acceso a la terraza |
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Habitaciones con atmósfera de casa particular |
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Zona de estar con chimenea en una de las suites |
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Cuartos de baño en blanco y negro |
Con su altísimo techo, estanterías y chimenea de leña, el Drawing Room (y su romántico patio adyacente) resulta perfecto para celebrar un almuerzo informal o una cena íntima. Scarlett Johansson, Rihanna, Jennifer Aniston y Jude Law son algunos de sus clientes habituales… Más económico y bullicioso es su restaurante italiano, Locanda Verde, con su chef Andrew Carmellini al frente, inundado de luz y abierto a la calle.
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El Drawing Room con sus toques orientalistas |
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Rincón íntimo de lectura |
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Un pitillo y una copa en el patio |
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Platos exquisitos y buenos precios en Locanda Verde |
El Shibui Spa ha sido el último capricho de Robert de Niro, un auténtico paraíso para la relajación y el rejuvenecimiento. Alberga una piscina, salas de tratamiento y gimnasio que transportan a un universo casi místico: su estructura de madera procede de una antigua granja japonesa del siglo XIV, a la que se han añadido bambús, velones y perfumes de jengibre, loto y cereza. Lo más indicado tras un día frenético por Manhattan...
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La deliciosa piscina del Shibui Spa |
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