La gente joven adorará esta dirección casi secreta, que por muy pocos euros ofrece un alojamiento informal y con mucha gracia en el casco histórico de El Puerto de Santa María.
El matrimonio formado por los diseñadores Carlos
Millán Ortolá y Myriam Rubio Márquez es el autor de este alojamiento
inesperado en El Puerto de Santa María. En el viejo hostal que regentaban los
padres de Carlos reina ahora un look vintage-chic que seduce a primera vista. El pasillo de
entrada a la finca está decorado con matamoscas de diferentes colores; en el
patio, un buzo gris ha sido estampado en la pared; por aquí y por allá se
descubren muebles encontrados en mercadillos y objetos reciclados…
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El patio, con su toque folclórico |
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Retazos kitch en algunos rincones |
Como su nombre indica, no es ni una pensión, ni un
hostal, ni un hotel… sino una sencilla casa de huéspedes, muy cuidada y
pensada. Sus zonas comunes y nueve habitaciones se decantan por el blanco, unos
pocos destellos de color y mobiliario tipo Ikea, aunque las camas son de
primera calidad. También hay que advertir que sólo tres de ellas disponen de
baño privado, como la deliciosa número 6, que alberga además un pequeño patio
sombrío y refrescante.
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Lunares y flores en la habitación nº 6 |
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Muchos de los suelos de terrazo antiguo se han conservado |
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Todos los edredones son de plumas |
El desayuno está incluido en el precio, pero ¡ah!, los clientes tienen que preparárselo personalmente en la cocina, donde todos los días tienen a su
disposición bizcocho recién hecho, pan cortado para tostadas, galletas, zumos, Nespresso... También cuenta con un bar honesto, préstamo de sombrillas
y toallas para la playa, y red wifi gratis. ¿Hay quién de más por menos?
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La cocina con todos sus artilugios |
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El pequeño office |
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Uno de sus detalles gaditanos |
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Latas que hacen de tiestos de pensamientos |
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