Hotel Viento 10: Oasis cordobés

Este hotel es la culminación de un sueño que se remonta a una tarde de verano de 2005, en la que Gerardo Holgado, su actual propietario, iba paseando por la calle del Sol. Se fijó en un anuncio pegado a una farola en el que se indicaba que se vendía una casa antigua del barrio y su curiosidad le llevó a llamar.

Le contestó una mujer que se llamaba Mabel y quedaron en verse en la propia casa, que estaba al lado, en la calle del Viento nº 10 (ahora Ronquillo Briceño), estrecha y peatonal. Al doblar la esquina de la iglesia de Santiago, notó una brisa especial. Le abrió Carlos, el marido de Mabel. Gerardo se encontró de frente con un patio fresco e irregular, cubierto con un toldo verde desde la azotea. Se sintió en casa; le gustó. Habló con Carlos, que era luthier de profesión, y con Mabel, concertista de cello. Su hijo pequeño correteaba por el patio.

Le enseñaron la casa más en detalle. A pesar del desastre de materiales sobrepuestos a la casa original, hubo algo en ella que le hechizó; también el olor a madera que salía del taller de Carlos y que impregnaba todo el lugar. A pesar de no tener ninguna intención de comprar nada, ni de tener dinero alguno, quedó con ellos para seguir charlando otro día. Notó que un deseo muy viejo estaba saliendo a la superficie: el de cuando era niño y quería construir casas a mano con piedras; la cualidad natural de hospitalidad que corre por sus venas; el de los viajes serenos que ha realizado con Gema… Y así, con esos mimbres, se entregó al destino. ¿Su filosofía?: “Permitir a sus huéspedes escapar de las hileras de turistas, escoger un rincón oscuro y solitario, escuchar el rumor del agua, contactar con el espíritu del nómada que anida en el corazón, abrir el ánima a la sorpresa, conmoverse ante la belleza, respirar”.

Tras varios años de trabajos, restauraciones, y catalogaciones de los restos antiguos encontrados cada vez que picaban en una pared, Viento 10 es ahora un apacible hotel en el que se combinan sin estridencias lo antiguo con lo moderno. Dispone de lo básico y más que suficiente: 7 habitaciones sobrias de diferente tamaño  (con carta de almohadas, climatización individual, albornoz, zapatillas, secador de pelo, televisión, reproductor de dvd y cds, y WiFi gratuito); un jacuzzi con sauna, un solárium con tumbonas en la azotea –con vistas a los tejados de Córdoba y a la iglesia de Santiago- y una zona de estar. En su parte central se encuentra el patio del siglo XVI, medio acristalado, en el que se sirven los desayunos. Todo un hallazgo.  

www.hotelviento10.es