GRAN HOTEL BRILLANTE
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Tanto su fachada en la desembocadura del río Nalón, como sus cuidados interiores, mantienen vivos la historia y el encanto de principios del siglo XX, cuando este puerto marítimo era uno de los más importantes de España. Y es que en agosto de 1904 llegó el ferrocarril a San Esteban de Pravia y amaneció una época dorada marcada por la incipiente industria, el esplendor de la clase burguesa y la visita de ilustres turistas atraídos por la belleza de la zona, como Rubén Darío Joaquín Sorolla o Mariano Fortuny. Fue entonces cuando el periodista asturiano Edmundo Díaz del Riego decidió inaugurar “El Brillante”.
Ahora, con sus primitivos suelos de mármol blanco y negro, las imponentes molduras de escayola o la nostálgica escalera, alojarse aquí supone vivir una experiencia diferente en una atmósfera muy especial, debida en buena parte a la interiorista Beatriz Silveira que ha salpicado al hotel con detalles únicos y meditados.
El lobby, por ejemplo, está presidido por unas impresionantes pantallas de Otherlamps y el acogedor comedor exhibe la barra de bar de mármol negro de estilo Art Decó y las columnas de hierro fundido originales.
Sus 14 habitaciones también demuestran ese mimo por los rincones y la apuesta por una decoración sencilla y exquisita que fusiona lo clásico y lo contemporáneo. Todas ellas reflejan la pasión por la luz natural, los materiales nobles, el confort refinado y la intimidad.
¡Nos encantan los cabeceros de las camas, todos diferentes y forrados con telas de Designers Guild, las sábanas de 400 hilos egipcios de Carmen Borja, los cálidos muebles de los baños -procedentes de Almería y Alicante- y la grifería portuguesa! Además, en las dos últimas plantas del hotel se ubican 8 elegantes residencias privadas, ideales para familias con niños o grupos que necesitan más espacio y prácticas zonas de cocina.
Por la mañana, el hotel brinda lo que más se necesita para empezar el día de la mejor manera posible: un selecto buffet con una exquisita variedad de productos y repostería delicatessen propia. En su restaurante se puede optar por una variada y deliciosa carta, o un menú degustación a precio ajustado que nunca defrauda. Todo ello regado con el extraordinario champagne Laurent Perrier, del cual son embajadores.
Desde este exquisito lugar, las experiencias de ocio son casi infinitas: recorrer la senda de los Miradores hasta las playas del Garruncho y de Aguilar, bordear la costa con vistas únicas entre la Isla de Deva y el Faro Vídeo, seguir el itinerario de las antiguas vías del tren hasta los restaurados cargaderos de carbón, subir hasta el precioso pueblo de Somao con importantes muestras de la arquitectura indiana del siglo XIX, jugar al golf en Real Club de La Barganiza, disfrutar de una jornada de pesca en alta mar a bordo del barco “La Atrevida”, hacer rutas a caballo o en bicicleta…
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