CUGÓ GRAN MENORCA
Después de años de abandono, fue reconstruida respetando
todo su valor arquitectónico e histórico -la reina Isabel II descansó en ella
en una de sus visitas a la isla-, y dotada de preciosas habitaciones que se
reparten entre la casa principal y la de huéspedes.
Todas ellas están rodeadas de jardines y huertos frutales, y
permiten disfrutar de las vistas hacia las cien hectáreas de la finca. Las más
sofisticadas disponen incluso de jardín y terraza privados, aunque la joya de
la corona es la habitación de la torre, que domina toda la propiedad.
En sus fogones se apuesta por la cocina mediterránea, los productos
locales y los platos de autor, mientras que en su área de bienestar se ofrecen
tratamientos para añadir un extra de paz y energía a los huéspedes. Su piscina exterior brinda además una visión única de la
vecina isla de Mallorca, y sus caminos rurales permiten observar cómo maduran
las uvas de su viñedo y hasta encontrarse con tortugas autóctonas.
Su nombre proviene de un anglicismo menorquín del siglo
XVIII: de la palabra alemana hafersack (la mochila que utilizaban los
payeses para llevar la avena), que luego como francesa e inglesa se transformó
en havresac, y que como menorquina quiere significar mochila de viaje, de
experiencias y sensaciones.
Este peculiar hotel ocupa una casa señorial de principios
del siglo XIX, que perteneció al capitán, comerciante y corsario Joan Roca i
Vinent, en la esquina de dos calles con un gran valor patrimonial y
arquitectónico del centro histórico. En su interior ahora todo es
frescura e inspiración, gracias especialmente a una decoración vintage y
ecléctica que armoniza elementos originales con otros contemporáneos.
Sus 8 habitaciones exhiben una singularidad evidente, aunque
comparten puntos comunes, como un diseño minimalista con pinceladas originales
del pasado (vigas de pinatea, baldosas hidráulicas, mosaicos, estucos, parqué
de madera, ventanas de guillotina…) y materiales modernos del presente (escaleras
de acero inoxidable, tabiques de madera de abeto, chimeneas nórdicas de leña…).
En el centro histórico de la ciudad, en una de sus calles
más antiguas, entre el Pont de Sant Roc y la Iglesia de Santa María, ocupa dos emblemáticas
casas señoriales de finales del siglo XVIII exquisitamente reformadas.
Sus 22 habitaciones nos convencen por su aparente simplicidad
y esos detalles que contribuyen a una estancia inolvidable: camas King Size, carta
de almohadas, altavoz Bose Soundlink Bluetooh para relajarse escuchando música,
Smart TV, Ipad, amenities de Molton Brown…
Por la mañana se puede disfrutar de su espléndido y recién
hecho desayuno “Slow Food Breakfast Km. 0”, elaborado con productos autóctonos
que respetan el ciclo natural y con propuestas tan sugerentes como el chocolate
caliente con ensaimada menorquina, selección de quesos de la isla con D.O , tortilla
de sobrasada, pan con tomate y jamón ibérico, embutidos locales como el butifarró
blanc y la carn i xua… Además dispone de un pequeño spa con sauna, jacuzzi,
baño turco y duchas de agua fría, servicio de masajes y personal trainer.
SINDIC
www.sindichotel.com
En este caso, su nombre responde al cargo que
ocuparon los antepasados de los actuales propietarios del hotel, que
fueron los Síndicos Apostólicos del Convento de San Francisco de Mahón desde
1650 hasta 1826. Rebosante de encanto, se encuentra también situado en el
centro histórico, en el entorno del portal de San Roque, que es el único resto
visible de la muralla mandada construir por Pedro IV a partir de 1359, lindando
con la antigua muralla medieval.
Sus 8 habitaciones exhiben un estilo propio y muy relajante,
con toques contemporáneos que se agradecen: duchas dobles, amenities de Carla
de Bulgaria, cargadores universales, caja fuerte, kettle para preparar té...
La zona más deliciosa se encuentra en su azotea, con una piscina
con chorros de hidromasaje que está abierta todo el año y vistas a las torres
del portal de San Roque, los tejados del casco antiguo, el puerto, la iglesia
de San Francisco y su convento –que ahora es el Museo de Menorca- y al Monte
Toro.
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