KELLYS HOTEL
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Boutique, urbano, céntrico y muy original. Así es el Kellys Hotel, que sigue la línea y el estilo de uno de los bares más populares de la ciudad, el No Name, sobre el que precisamente se asienta, y que organiza las mejores fiestas musicales durante el fin de semana.
En esta zona es donde en el siglo XVIII tenían establecidos sus negocios los artesanos y comerciantes de la ciudad. El edificio que ahora ocupa el hotel era, en concreto, el hogar de los acomodados contables que trabajaban en el Pimms Market (el Arcade), lo que explica la calidad de sus paredes de ladrillo y de sus techos de madera.
Una pequeña entrada escondida en la esquina de South Great Georges Street y Fade Street nos lleva a la inesperada recepción del primer piso. Esta zona del vestíbulo mezcla el encanto victoriano histórico con un ambiente ultra-moderno. Con la maleta a cuestas -no dispone de ascensor- podrás alojarte en una de sus 16 acogedoras habitaciones repartidas a lo largo de tres pisos.
Cada una de ellas está decorada de forma nítida, con paredes blancas y muebles sencillos, casi industriales, y cuartos de baño pintorescos.
THE GRAFTON GUESTHOUSE
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Curiosamente, la recepción del Kellys también conduce a la casa de huéspedes The Grafton; en este caso, ubicada sobre el famoso Hogans Bar, y que tampoco cuenta con ascensor.
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Curiosamente, la recepción del Kellys también conduce a la casa de huéspedes The Grafton; en este caso, ubicada sobre el famoso Hogans Bar, y que tampoco cuenta con ascensor.
Todavía en proceso de reforma total, ya tiene 12 habitaciones modernizadas con una mezcla de elementos antiguos y nuevos, mucha madera de roble y muebles diseñados a medida.
Y, como gran sorpresa, el desayuno continental se sirve en el galardonado restaurante L'Gueuleton, a tan sólo 30 segundos andando.
THE DEAN
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Las oscuras notas de su exterior dan paso a un ambiente de lo más chispeante y divertido en su recepción: mesas metálicas, espejos y paredes de hormigón liso contrastan con el parqué de roble americano recuperado, estufas de leña, sillas bien tapizadas y alfombras de vivos colores.
Es otro hotel nada convencional, cómodo y plagado de guiños decorativos que nos hacen sonreir. Sus 52 habitaciones -absolutamente diferentes- albergan camas hinchables, ropa súper suave, duchas de alta presión, productos Grafton Barber, máquina Nespresso, amplificadores Marshall que se conectan a nuestros dispositivos, Netflix en el televisor Samsung, montones de vinilos clásicos para el tocadiscos Rega, nuevo arte irlandés original en las paredes…
Además, dispone de diversos espacios para trabajar, jugar, comer, beber y bailar, como The Dean Bar, The Blue Room, The Loft, Everleigh en el sótano y Sophie’s en la azotea, que en invierno sigue siendo un refugio ideal gracias a sus mantas y calentadores.
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