En la provincia de Guadalajara, entre Sigüenza y Atienza, se encuentra un pequeño pueblo de tan sólo 30 habitantes, famoso por sus salinas milenarias… y un pequeño hotel de porte aristocrático y atmósfera señorial.

HOTEL SALINAS DE IMÓN
Realmente merece la pena acercarse hasta la falda meridional del cerro en el que se asienta Imón, un lugar sorprendente por su belleza paisajistica y sus increíbles salinas (de origen romano) situadas sobre el río Salado, declaradas Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento. Y hacer noche –o noches…- en el edificio del siglo XVII que abre sus puertas en el centro del pueblo.
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La fachada, con su piedra rosada |
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Jardines laterales |
En esta casona señorial de gruesos muros de sillares y mampostería se reparten 12 habitaciones personalizadas. ¿Mis favoritas?: la Carlos III, en la que pernoctó el monarca, reflejo de toda una época; El Palomar, en una de las dos torres; y la Habitación China, que transporta delicadamente a Oriente.
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Algunas habitaciones optan por los blancos y crudos... |
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... con cabeceros originales |
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Detalle de la Habitación China |
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Varias de las habitaciones disponen de cama con dosel |
Toda la decoración sorprende por su mezcla de clasicismo y vanguardia, tanto en el pequeño comedor de desayunos y cenas, como en los salones, la biblioteca de la entreplanta y el spa que permite disfrutar de jacuzzi y cabinas de tratamientos exclusivos de relajación y bienestar. Afuera, cuando llega el calor, aguarda el jardín con piscina.
Y, muy cerca, Sigüenza, con una gran riqueza románica y arquitectónica; Atienza, con un importante patrimonio monumental-; el Hayedo de la Tejera Negra, el bosque de hayas más meridional de Europa; los llamados ‘pueblos negros’ por el tipo de arquitectura que emplea la pizarra como elemento principal; el Parque Natural del Barranco del Río Dulce…
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Rincón del salón |
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El comedor, preparado para la cena |
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La relajante piscina turquesa |