THE CLIFF TOWNHOUSE
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Es un fantástico restaurante con habitaciones en el corazón del Dublín georgiano, pero desde luego no uno cualquiera… Se trata de un precioso edificio del siglo XVII con su consabida fachada en ladrillo rojo, que en su interior alberga un comedor especializado en cocina moderna a cargo del chef Sean Smith (con mariscos irresistibles…), un Oyster & Champagne Bar y 9 habitaciones repartidas en los dos pisos superiores.
Decoradas individualmente, todas ellas presentan un aire sencillo y acogedor que combina antigüedades de estilo georgiano con lámparas de cristal contemporáneas, cortinas de seda e íntimos cuartos de baño de mármol; algunas con vistas a las copas de los árboles del parque de St. Stephen. Enteladas en tonos pastel, disponen de techos altos, las tradicionales ventanas de guillotina, antiguas persianas de madera, chimeneas originales, grabados, cabeceros de terciopelo, mantas de tweed de Donegal…
La historia de esta mansión es además apasionante: tras ser edificada por el conde de Sherbourne, durante el siglo XVIII pasó a manos de otras familias prominentes de Dublín, como los Pratt, los Ormsbys y los St. Ledgers. Estos últimos la vendieron en 1790 a Thomas Leighton, un comerciante del Ulster que hizo fortuna con la East India Company y que la remodeló por completo. Con el paso de los años, también fue el primer club privado de Irlanda –frecuentado por Samuel Beckett-, hasta que en 2010 la familia O’Callaghan se hizo cargo del edificio.
NUMBER 31
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A cinco minutos andando de St. Stephen Green, ocupa una mansión georgiana del siglo XVIII y unas caballerizas de 1958 que el arquitecto Sam Stephenson rediseñó con mucha originalidad. Cada una de sus 21 habitaciones refleja un ambiente cálido y acogedor, gracias a la interesante mezcla de la luz, el color y las texturas, y a sus camas de lujo Hastens vestidas con ropa de Matteo.
También sorprende su cuarto de estar, con una zona rectangular hundida en el suelo, con chimenea, asientos de cuero y mosaicos blancos a los pies. Este toque de glamour y diseño acompaña igualmente a un pequeño bar, con mosaicos de espejo y piedra en bruto pintada, y al comedor y al salón acristalado de la azotea, donde todos los días se sirve un exquisito desayuno a base de ingredientes orgánicos y productos de temporada: yogures caseros con bayas frescas, peras escalfados en almíbar de vainilla, huevos con tocino, salchicha, tomate y pastel de patata… Sus propietarios, Noel y Deirdre Comer, son además unos espléndidos anfitriones y te harán sentir como en casa.
BUTLERS TOWNHOUSE
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Situado en Ballsbridge, en el barrio de las embajadas, los anteriores propietarios restauraron en 1995 un edificio abandonado, antigua propiedad de un mayordomo real, en uno de los guesthouses con más encanto de Dublín.
Con su atmósfera de casa privada, las 20 habitaciones de diseño exclusivo ofrecen al huésped un sabor único de la vida victoriana, al igual que su Drawing Room para el té de la tarde, su salón con su atmósfera de club privado, y su elegante restaurante Conservatory, que ofrece un desayuno gourmet todos los días.