Un bucólico cortijo con más de medio de siglo de antigüedad, enclavado en un precioso valle a las afueras de Ronda (Málaga), alberga tras sus muros de cal un reducto íntimo y tranquilo para recargar las pilas.
CORTIJO EL GUARDA
Miranda y Hans son un matrimonio holandés que ha dedicado la mayor parte de su vida profesional a los sectores financieros, recursos humanos y relaciones públicas. Han viajado por todo el mundo, tanto por motivos de negocio como de placer, y un buen día pensaron que les gustaría desarrollar su propia actividad hotelera. Su sueño era encontrar un lugar con mucho carácter, acogedor y cálido, donde los huéspedes pudieran relajarse y disfrutar del campo y de lugares cercanos interesantes. Así que buscando y buscando por diferentes países del mundo se toparon con El Guarda y fue un flechazo a primera vista.
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Paredes irregulares encaladas... |
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... y portones con rejerías |
No es de extrañar… El Guarda es un precioso cortijo con más de 500 años de antigüedad enclavado en un pintoresco valle cerca de Ronda, junto a los pueblos blancos de Alcalá del Valle, Setenil de las Bodegas y Olvera. Tras cuatro años de reformas, hoy ofrece todo el encanto tradicional y el confort más actual. Emplazada en una finca de 1,5 hectáreas de terreno con magníficas vistas, la casa ofrece el privilegio de mucho espacio, el lujo de la intimidad y el placer de un servicio personalizado; todo ello aderezado con el uso de materiales reciclados y detalles antiguos combinados con piezas modernas.
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Tinajas antiguas en el patio... |
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... y candiles en las puertas de acceso |
Sus 5 habitaciones dobles en suite forman parte de la construcción original, por lo que ninguna es igual ni en tamaño ni ambiente. Todas, eso sí, están decoradas con mucho estilo y brindan agradables sorpresas: camas King o Emperador, sábanas de algodón egipcio, cuartos de baño estucados al estilo árabe, duchas de lluvia con alta presión, suaves toallas y cómodos albornoces…
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Techo de madera a dos aguas |
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¡Qué original la chimenea...! |
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Silloncitos de diseño en una de las habitaciones |
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Cuadros modernos en las paredes |
La sensación de estar en casa de unos buenos amigos se intensifica al atravesar unos antiguos portones y entrar en la cocina- salón. Este espacio de techos altísimos y vigas a la vista resulta perfecto en cualquier época del año, con su honesty bar y sus sillones y sofás junto a la chimenea para calentarse en invierno, y con su prolongación a la tranquila terraza en el buen tiempo. También dispone de otro acogedor salón con estufa de madera para cuando bajan los grados y con una fresca biblioteca para resguardarse del sol.
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Mesa para compartir viandas y experiencias |
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Rincón de la biblioteca |
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Butacones junto a la chimenea |
Sin embargo, el corazón y alma del cortijo es el gran patio, rodeado por muros por los cuatros costados, en el que se suele servir el desayuno en una atmósfera de intimidad y tranquilidad total. Algo más apartada se encuentra la piscina, rodeada por terrazas y jardines con olivos y adelfas. Y, más allá, los caminos para pasear o montar en bicicleta sin rumbo fijo…
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Al sol |
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La piscina comparte horizonte con el campo |
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El rumor del agua de la fuente |