La antigua residencia palaciega de los marqueses de Arriluce en Neguri es ahora un increíble hotel que ha mantenido la fachada de estilo historicista inglés, a la que ha añadido un interiorismo de elegancia actual, un exclusivo spa, un delicioso restaurante y hasta un relajante campo de croquet.
PALACIO ARRILUCE
Cien años después de su construcción, este imponente edificio vuelve a ser sinónimo de prestigio, lujo y estilo, gracias a una rehabilitación que ha mantenido su singularidad e identidad, recuperando e integrando elementos y piezas relevantes de la colección original de arte y mobiliario.
Esta residencia burguesa fue construida en 1925 por José Luis Oriol Urigüen según el gusto de la época, inspirándose en las mansiones inglesas, con detalles del estilo Reina Ana y del gótico acastillado victoriano. Hoy como ayer, su silueta forma parte del horizonte que se dibuja sobre la orilla este de la desembocadura de la ría de Bilbao.
Declarado en 2001 Bien Cultural de Protección Especial, actualmente alberga 49 habitaciones con identidad propia, donde la luz, el color y el arte generan un ambiente sereno, elegante y sofisticado. Asimismo, dispone de un espacio de Spa & Wellness y un campo oficial de croquet homologado para campeonatos internacionales.
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Su oferta gastronómica, como no podía ser menos, es otro de sus atractivos, ya que ha sido diseñada por el prestigioso chef Beñat Ormaetxea y adquiere todo su esplendor en el restaurante Delaunay, llamado así en homenaje a la pintora y diseñadora francesa Sonia Delaunay, amiga de los marqueses en los felices años 20.
Además, los clientes pueden disfrutar de un desayuno basado en productos de temporada autóctonos y de proximidad, aunando las últimas tendencias en nutrición saludable con el tradicional amarrataco vasco que se tomaba a principios del siglo XX; del cocktail bar Kupka; y de La Ría Pool Bar, una maravillosa terraza junto a la piscina de verano con vistas al mar.
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