Lo hemos comprobado. En esta pequeña
abadía oscense de ambiente hogareño, situada muy cerca del Pirineo aragonés, se pierde la noción del tiempo. En verano, entre velas, notas de jazz y amable conversación... y, ahora en otoño, con animadas charlas alrededor de la lumbre y una botella de cava.
ABADIA SAMITIER
www.abadiasamitier.com
Sus estancias, espacios y aposentos invitan a un curioso
viaje al pasado: descansando en sus tres alcobas, relajándonos en sus salones tradicionales, sumergiéndonos en un libro de su biblioteca, o simplemente disfrutando de su exuberante jardín plagado de cipreses.
El edificio, completamente realizado en piedra a
finales del siglo XVII, ha sido rehabilitado respetando todos los elementos arquitectónicos originales y el mobiliario tradicional. Es, de hecho, la construcción más llamativa de Samitier, un diminuto pueblo enclavado a 700 metros de altitud, en las estribaciones del Pirineo aragonés, dominando el Valle del Cinca y sus afluentes, las cumbres nevadas del macizo del Monte Perdido y la Peña Montañesa, y la preciosa localidad de Aínsa.
Ahora, esta antigua casa parroquial ofrece
tres suites con paredes repletas de historia, recuerdos y sensibilidad. Puedes elegir entre la “
Alcoba de la Torre”, con salón privado, balcón y chimenea, y llamada así porque desde sus ventanas se puede ver la torre de san Vicente; y la “
Alcobas del Mosén” y “
Alcoba de la Iglesia”, orientadas hacia la iglesia de San Miguel Arcángel. Por la mañana, el desayuno también transcurre con calma, saboreando embutidos, hortalizas, frutas, zumos, cafés, infusiones, tartas caseras, pan de la Fueva y otras muchas delicias.
En la cocina se trabaja a fuego lento, basándose en el recetario de la comarca heredado de madres y abuelas, y en muchos de los productos de su huerta ecológica. El establecimiento, dirigido por el periodista gastronómico Arturo Gastón, propone además un sinfín de actividades de ocio, como la visita a las principales bodegas de DO Somontano.
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