Una casa de campo familiar nos recibe en Sotosalbos, al pie del Parque Natural de Guadarrama, para brindarnos esos pequeños placeres que tanto echamos de menos los urbanitas: vistas relajantes, olor a verde, rincones apacibles para pasear o leer, atmósfera de hogar...

HOTEL FINCA FUENTE TECHADA
La finca es espectacular: once hectáreas al pie del Parque Natural del Guadarrama, plagadas de fresnos y robles, una laguna, dos arroyos y vistas inigualables hacia el monasterio cisterciense de Santa María de la Sierra y la iglesia románica de San Miguel de Sotosalbos, en la que por cierto se casaron varias a amigas mías. Como varios hoteles que conozco, éste también es resultado de muchos años de ilusión por vivir en el campo y poder compartir un edificio campestre, singular, bonito y cómodo con otras personas amantes de la belleza, el arte, el silencio, la sencillez y la naturaleza; en este caso, de la familia Moreno.
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TODO PENSADO PARA EL DOLCE FAR NIENTE |
La casa gira en torno a un pequeño patio cubierto, salpicado de plantas y rodeado de una luminosa galería, y alberga un salón de estar con biblioteca para disfrutar de la chimenea, escuchar música y leer; dos salones más para eventos y juegos; y una zona exterior presidida por un magnífico porche de madera y cristal.
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NINA Y OLINDA NOS DAN LA BIENVENIDA |
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SUELOS DE MADERA DE PINO NATURAL, A VECES REMATADOS CON ALFOMBRAS ANTIGUAS |
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LAS INCOMPARABLES VISTAS DESDE EL PORCHE |
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UNO DE LOS SALONES, REPLETO DE RECUERDOS DE FAMILIA |
En la decoración, el mimo de sus propietarios les ha llevado a recuperar materiales de antiguas edificaciones, como las ventanas de la primitiva maternidad de O’Donnell de Madrid; puertas que proceden de casas antiguas de los barrios de Salamanca y Chamberí, también de Madrid; portones de la Casita del Príncipe de La Granja; herrajes de aquí y de allá; trozos de acera del Paseo de la Isla de Burgos; vigas de olmo y de enebro del desaparecido Monasterio de La Laura (S. XVII) de Valladolid…
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CONTRASTES DECORATIVOS EN LA BIBLIOTECA |
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MARGARITAS Y LÁMPARAS MARROQUÍS |
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CERÁMICAS Y CANDELABROS DE ESTAÑO |
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FRUTAS EN PAPIER MACHÉ |
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ESPIGAS Y ÓLEOS MODERNOS |
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TAPICERÍAS ELEGIDAS CON ESMERO |
Con el mismo cariño se ha cuidado la finca, recuperando fresnos y robles, y plantando encinas, madroños, avellanos, guindos, acebos… para intensificar su frondosidad y servir de alimento a muchas aves. Varias ovejas, caballos y la burrita Malva se encargan además de mantener la vegetación allí donde no alcanza la segadora.
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HAMACAS PARA RELAJARSE EN EL JARDÍN |
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VISTA DESDE EL COMEDOR |
Las 5 habitaciones resultan cómodas y confortables (con cuartos de baño en mosaico hidráulico marroquí), a precios además muy comedidos, puesto que incluyen el desayuno, vino a la hora del aperitivo y un magnífico té con repostería casera por la tarde.
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MINIMALISMO RÚSTICO |
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CUARTOS DE BAÑO INUNDADOS DE LUZ NATURAL |
En los alrededores se pueden practicar un sinfín de deportes, visitar las aldeas de Sotosalbos y Collado Hermoso, o acercarse hasta Segovia, Pedraza, Sepúlveda, el Parque Natural de Las Hoces del Duratón, La Granja de San Ildefonso o Turégano, a menos de media hora en coche, o descubrir la gastronomía de la zona. De los restaurantes cercanos yo tengo predilección por La Matita, en la carretera hacia Collado Hermoso. De su carta me quedo con la ensalada de perdiz escabechada con manzana y la de gambas con emulsión de cítricos; los asados de su horno de leña y la perdiz estofada; la tarta ponche segoviano y las natillas al estilo del monasterio.