A tan solo 20 minutos de Pamplona, entre plácidos campos de trigo, emerge este hotel de estética refinada y creativa. Un sorprendente alojamiento que data de finales del siglo XIX y que hoy regala todo su encanto y esplendor modernista.
HOTEL VILLA CLEMENTINA
Esteban Ancil Itoiz (1845-1893) fue un navarro aventurero y emprendedor que dejó su pueblo natal, Murillo de Lónguida, para ir a buscar fortuna a Cuba. Tras una década de éxitos en la isla caribeña, y agraciado "para colmo" con la lotería, volvió enriquecido a esta pequeña localidad agrícola –entre Aoiz y Lumbier- y mandó construir un palacete al estilo francés.
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La fachada, una "joya" en la campiña navarra |
Era lo que entonces se llevaba: lujo y refinamiento a base de coloristas cerámicas, papeles pintados, ladrillos de distintos tonos, vidrieras… siempre siguiendo la estética modernista. Así nació esta singular casa de indiano, que entonces fue bautizada como "Villa Lónguida".
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Entrada al hotel con su mezcolanza de materiales y texturas |
El nombre actual, “Villa Clementina”, es un homenaje a Clementina Redin, sobrina-nieta de Esteban, y antepasada de los actuales propietarios, los hermanos Oiza Redin, que han tenido la genial idea de recuperar este edificio familiar –que llevaba tres décadas cerrado- para convertirlo en un hotel único en Navarra.
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Butacones vanguardistas en el salón |
La propiedad cuenta con 3.000 metros de jardín, una huerta a la inglesa con frutales y plantas aromáticas (que surte a la cocina de exquisitos productos), tres pozas de agua para baños relajantes, una terraza –deliciosa en el buen tiempo a la hora del desayuno-, varios salones, un restaurante y 9 fabulosas habitaciones.
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El jardín hace hueco a una huerta a la inglesa |
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Maravillosas pozas para bañarnos en la intimidad |
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Las mesas del comedor, junto a las ventanas modernistas |
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Al fondo, la fotografía del artífice de la casa |
En la rehabilitación e interiorismo se ha tenido muy en cuenta la conservación de todas las piezas originales posibles, a las que se han añadido muebles contemporáneos con diseños de los años 40 y 50 del siglo XX, de A. Jacobsen, H. Wegner o el matrimonio Eames entre otros. De esta manera, ahora podemos apreciar un excelente equilibrio entre materiales, dimensiones y luces, sobre todo en los dormitorios, sin barreras arquitectónicas, para sumar el placer de sueño al del baño.
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Habitaciones sin artificios... |
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... con preciosos suelos en madera natural... |
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... y magníficos cuartos de baño |