Más riads en los que encerrarse después de un día agitado en la medina, de dedicarte a tus propios pensamientos, de relajarte, observar, sentir, tocar, escuchar... En todos ellos se palpa la sensación del espacio y la serenidad, una forma diferente de vivir, la pasión por los detalles...
DAR FINN
Paul y Beccie descubrieron Fez en 2004 y compraron este maravilloso dar en 2007, que entonces albergaba a trece familias. En 2008 se trasladaron hasta aquí con Finley -su hijo de tres meses-, para iniciar la reconstrucción de este edificio con más de 200 años de antigüedad, una labor que duró casi cinco años. Además, adquirieron una ruina vecina, en la que ahora está instalado su delicioso jardín.
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La envolvente iluminación del patio de noche |
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Sólo se oye el rumor del agua... |
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La alberca para refrescarse |
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La atmósfera descomplicada de la azotea |
Su aspecto actual combina la clásica arquitectura WOW de Fez con el relajado OOH de Marrakech. Sus 5 habitaciones y 2 suites se acompañan de una terraza en la azotea con un honesty bar, y un jardín con piscina que resulta esencial en los meses más calurosos. Capítulo aparte merece su oferta gastronómica, basada en frutas y verduras de temporada, y platos tradicionales adaptados ligeramente al paladar occidental.
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Primer gesto de la mañana: abrir las ventanas... |
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La habitación Guissa, en relajantes verdes |
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La habitación Boujloud, inclinada al azul |
DAR BENSOUDA
Este palacio del s.XVII, al lado de la mezquita Qaraouyine, es
otro de mis refugios predilectos en Fez. Fue propiedad del santo Bensouda, que
reposa en su zaouia justo enfrente del riad, y ahora está en manos del veterano
hotelero Abdelatif Ait Ben Abdellah, que ha resaltado su espléndido aspecto incidiendo
en la mezcla del zellij con el estuco y la madera pintada.
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El patio de día con sus modernas butacas |
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Una de las empleadas echando pétalos de rosas a la fuente |
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La chimenea encendida cuando baja la temperatura |
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Ambiente mágico en las cenas |
Su majestuoso patio con piscina da paso a once habitaciones
y suites –con cuarto de baño en tadelakt-, un gran salón con chimenea, una
terraza en la azotea, un restaurante de cocina marroquí refinada, y un hammam en tadelakt
rojo que ofrece cuidados a base de plantas aromáticas y aceites
esenciales. ¡Irresistible!
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Las paredes y suelos son el principal artificio de las haitaciones |
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Simplicidad elegante |
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Cuartos de baño ultra cómodos |
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Acogedor salón entra arcadas |
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La terraza en la azotea... ¡un lujo! |
RIAD ANATA
Una mujer belga enamorada de Fez, Valerie Janczewski, es la
actual propietaria de esta mansión de inspiración andaluza contemporánea,
restaurada con mimo y mucho ingenio por la interiorista, también belga, Audrey
Vermeersch.
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El patio, entre informal y sofisticado |
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El detalle de "No molestar" en la puerta de una de las habitaciones |
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Sofás blancos y flores frescas en las zonas de estar de las habitaciones |
En su exclusivo recinto, la tradición de la arquitectura marroquí se fusiona con
el confort del estilo mediterráneo. Todas sus estancias derrochan encanto: su patio con piscina y terraza con
tumbonas, su salón con una gran biblioteca, su exquisita azotea para
degustar un desayuno gourmand, sus cinco habitaciones personalizadas. (Las
fotos que adjunto, que ilustran a la perfección todos los detalles, pertenecen a Mireille Roobaert).
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Los cabeceros pintados mano son puertas antiguas |
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En cada habitación predomina un color |
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Un viejo baúl al pie de la cama |
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La terraza de la azotea para contemplar el anochecer... |
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... y cenar en las noches cálidas |
RIAD NUMERO 9
En esta residencia palaciega del s.XVIII todavía se pueden
apreciar sus ancestrales mosaicos, maderas esculpidas y pintadas, y yesos trabajados,
junto a un trabajo de decoración que ha tenido muy en cuenta la incorporación
de muebles vintage ingleses, asiáticos y franceses.
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Subida a las plantas superiores desde el patio |
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Cada objeto tiene su sitio definido |
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Rinconera con cactus en la azotea |
Propiedad del americano Stephen di Renza, el hotel cuenta con una terraza maravillosa, dos salones, tres habitaciones
sorprendentes y un restaurante de moda anexo, Numero 7, decorado íntegramente
en blanco y negro.
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Terciopelos de colores |
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Decoración ecléctica que cautiva |
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Telas escogidas a conciencia |
DAR SEFFARINE
Adquirido por la diseñadora noruega Kate Kvalvik y su
marido, el arquitecto iraquí Alaad Said, este imponente edificio con más de 600
años de antigüedad, enclavado al lado de la plaza de los caldereros, consigue
ofrecer una simplicidad casi monacal pero sin perder sus aires palaciegos.
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Entrada a una habitación de la planta baja |
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La madera natural, omnipresente en las habitaciones |
Su patio, sus tres habitaciones, su azotea con vistas de 360 grados sobre la medina, y su restaurante
marroquí para cenas exquisitas rematan la experiencia en este sugerente alojamiento.
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Todo Marruecos concentrado en cada estancia |
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Detalle de otra de las habitaciones |
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