Enclavada en el conjunto histórico-artístico de Candelario (Salamanca),
la Casa de la Sal ocupa una antigua fábrica de embutidos del s. XVIII que, sin
perder su personalidad, ahora transmite calidez, arte y serenidad.
CASA DE LA SAL
Para reconstruir y rehabilitar el edificio, sus propietarios
y el arquitecto José Luis Antúnez, se propusieron respetar la estructura
tradicional y los materiales originales, como la piedra de granito de las fachadas,
el zaguán, la viguería y puertas de castaño, los suelos de barro natural, y hasta grandes clavos de hierro que encontraron por aquí y por allá.
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El zaguán comunica con la salita de estar |
Sin embargo, apostaron por aportarle un toque minimalista a
la decoración para que se saliera del estilo rural convencional, conseguida en buena
medida por sus luces tamizadas, paredes y tapicerías neutras, maderas de color
crudo y muebles enyesados en blanco. Así, nada más atravesar un pequeño patio empedrado de
granito -con su fuente y numerosas plantas y bosais- se entra en este lugar
mágico que desprende una atmósfera especial.
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La recepción, al estilo de las antiguas tiendas de ultramarinos |
La recepción ocupa la antigua
tienda de ultramarinos y sus ocho habitaciones, todas personalizadas, comparten
los elegantes caballos pintados por el artista Josetxo Lamy en los cabeceros de
las camas. Una acogedora sala de estar y un íntimo comedor (que brinda gastronomía
típica de la zona) sirven también para reconfortarse antes o después de
patearse el entramado de callejuelas de piedra, flanqueadas por los típicos canalillos
y casas serranas de Candelario.
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Ropa de cama en inmaculado algodón orgánico |
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Los frescos de caballos invaden las paredes |
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Rincón relax en una de las suites |
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Zona de estar en otra de las suites |
Desde el hotel también se ofrecen rutas a caballo y en quad,
con servicio de guías, para disfrutar de los parajes únicos de la Sierra de Candelario-Béjar,
así como toda la información que necesites para llegar hasta la estación de
esquí de La Covatilla o el pueblo de Guijuelo, famoso por sus embutidos ibéricos.
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El comedor también exhibe motivos ecuestres |
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Sillas blancas patinadas por el tiempo |
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Antesala de la habitación nº 4 |
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