16 julio 2014

Companhia das Culturas: Esencia campestre en el Algarve

Si tienes ansias de campo, éste es el lugar ideal. En un entorno natural único, pocos hoteles proporcionan tanta tranquilidad y sosiego. Descubre este alojamiento contemporáneo en un espacio que respira silencio, sombra, sol y brisa.


Companhia das Culturas


Companhia das Culturas nos recibe en el término de Castro Marim, en esa zona del Alentejo que ya linda con España, entre las marismas de la desembocadura del Guadiana y las playas de arena fina de la bahía de Monte Gordo. Aquí, en 2008, el arquitecto lisboeta Pedro Ressano convirtió las ruinas de una casa de labor en un hotel que exhibe orgulloso las huellas del pasado y las tendencias decorativas más vanguardistas: fachadas encaladas, vigas rústicas, paredes de piedra a la vista, suelos de cemento y corcho… Y todo ello en medio de una finca de 40 hectáreas en la que todavía se cultivan pinos mansos, alcornoques, algarrobos, olivos, membrillos, naranjos e higueras bajo las pautas de la agricultura ecológica.

Companhia das Culturas

Sus 8 habitaciones, repartidas entre un laberinto de patios, son espacios simples de madera blanqueada y comodidades muy básicas. De hecho, no cuentan con aire acondicionado, ni hilo musical, ni televisión, pero sí con red wifi gratuita, ventiladores de techo para el verano y salamandras para el invierno, y algunos pequeños detalles que me cautivaron: agua y fruta de temporada a diario, albornoz y zapatillas, toallas para la piscina, secador de pelo, nevera, altavoces iPhone y productos cosméticos de la fabulosa marca Castelbel de Porto.

Companhia das Culturas

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Los huéspedes también disponemos de un bar-lounge-biblioteca (en régimen de autoservicio) –ubicado en el antiguo molino de aceitunas-, de una zona de desayunos –en una terraza exterior en el buen tiempo-, que se sirven todas las mañanas junta a frutas recién cogidas de su propia huerta, y de una piscina en el jardín. 

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Los almuerzos y cenas, a un precio comedido, se preparan con los productos locales de temporada (de la tierra, el mar y la huerta), mejorando en muchos casos sus aromas y sabores con cataplanas. Entre horas también se pueden degustar pasteles caseros y un sinfín de infusiones de plantas silvestres de la zona: hierba limón, verbena, menta, jengibre de tomillo…

Companhia ds Culturas

Para los espíritus más inquietos, el hotel también brinda la posibilidad de seguir algunas de las actividades de la granja y participar en talleres de arte, arquitectura, diseño, gastronomía, yoga y baile. Estos últimos transcurren en el antiguo garaje de las trilladoras, reconvertido ahora en un vanguardista espacio. Además, a partir de octubre de 2014, el hotel contará con un hammam, en el que se podrán tomar baños saludables y recibir masajes con las esencias de las plantas de la finca.

  

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