Son dos refugios perfectos para descubrir las riquezas culturales y degustar las delicias eno-gastronómicas de la región, dos estancias lujosas para descansar y dejarse atender... Dos hoteles únicos que no te puedes perder.
PALACIO DE SAMANIEGO
El Palacio de Samaniego, propiedad de Ariane de Rothschild, mantiene la señorial arquitectura local y el plus de un arte de vivir muy especial. Enclavado en el centro del pueblo, en cuyas calles aún se respira su atmósfera medieval, esta aristocrática casona familiar acoge nueve habitaciones y suites, un restaurante vasco-francés, varias terrazas, un jardín en varios niveles y una piscina de diseño.
La arquitectura interior de este edificio del siglo XVII es obra de LVG Arquitecture y Vila Studio, que han conseguido que este remanso de paz, envuelto en un halo de privacidad, sea también un hotel sostenible que se aferra a las materias primas sin tratar, fibras naturales, madera, cuero y tonos ocres. El resultado es mágico: un minimalismo acogedor y cómodo, salpicado de obras de arte y piedras históricas.
De hecho, Ariane de Rothschild considera sus propiedades no como hoteles, sino como lugares para vivir, en los que le gusta dejar su huella con recuerdos familiares, referentes y obras de arte. Por eso, por ejemplo, aquí no hay recepción, sino pequeños salones en un espacio común, y sí en cambio una espectacular colección particular de jarrones de distintos estilos y épocas que la anfitriona comparte con los huéspedes.
Esa elegante atmósfera de casa privada se aprecia también en el comedor, donde las obras de arte contemporáneas se combinan con el aluminio y la almazuela de madera reciclada de las mesas creadas por el artista Mathisse Dalstein. Lo mismo sucede en las habitaciones, repletas de piezas dedicadas a Indonesia y a la Amazonia, tocados y joyas étnicas, en recuerdo a la infancia viajera de su propietaria.
Para rematar la experiencia no se pueden dejar de probar las sugerencias del chef Bruno Coelho que, en el restaurante Tierra y Vino, mantiene viva una carta sofisticada y en constante evolución que se nutre del mercado y especialidades ibéricas y vascas. La maître y sommelier Miren Ormazabal guía también a los huéspedes por su excelente bodega, donde los vinos Macan, de Rothschild y Vega Sicilia, ocupan lógicamente un lugar de honor.
PALACIO DE LUKO
www.palaciodeluko.com
El palacio de Luko es, a su vez, una casa solariega del siglo XVIII, ahora propiedad del arquitecto Jesús Laskurain, que hace años lo adquirió prácticamente en ruinas. Rehabilitado por completo con exquisito gusto, tras su imponente fachada con escudos, hoy alberga diez habitaciones de diferentes categorías, elegantes salones, muchas obras de arte y un sinfín de muebles de original diseño contemporáneo.
A 11 kilómetros al norte de Vitoria, su enclave resulta perfecto para realizar rutas naturales, visitar las bodegas de Rioja Alavesa y jugar al golf en el cercano Club Larrabea, con vistas impresionantes sobre los pantanos de Urrunaga y Ullibarri. O simplemente descansar en este entorno de singular belleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario