El Hotel Flora y el Hotel Novecento son dos valores seguros. La familia propietaria acoge a sus huéspedes con multitud de detalles "a la antigua usanza" y en dos entornos exquisitos.
La familia Romanelli lleva en el mundo de los hoteles
desde hace más de 40 años. En 1964, Diana Serandrei compró junto a su marido, el
fotógrafo Alessandro Romanelli, una pequeña
pensión llamada Flora. Años más adelante, fue su hijo Ruggero quien la transformó en un hotel íntimo y exclusivo. Y ya en 1992, Gioele, el hijo de Ruggero, emprendió
la modernización del hotel; en 2001, junto a su mujer Heiby, creó además el Novecento
Boutique Hotel, de atmósfera etno-chic y evocaciones
orientales inspiradas en Fortuny.
Hotel Flora
Me alojé en él hace ya bastantes años, acompañando en un
viaje a un familiar, cliente fiel del establecimiento. Tras su maravillosa fachada tapizada de hiedra, las habitaciones,
actualmente 40, tienen ese estilo veneciano que no es de mis favoritos (muebles
de época, tapices de damasco, arañas de Murano…), pero que en la ciudad de los
canales no puede faltar, así como vistas relajantes sobre el jardín o el patio
del vecino Palazzo Contarini.
Perfectamente equipadas, destacan por su ropa de cama y
baño de Rivolta Carmignani, y los productos cosméticos de Bigelow, la farmacia
más antigua de Estados Unidos, instalada desde 1838 en el West Village de Nueva
York. También recuerdo como si fuera ayer los desayunos caseros en el jardín, un
remanso de paz en el corazón de la ciudad, y la copa antes de la cena en su
bar, con sus fotos antiguas, telas adamascadas y terciopelos.
Hotel Novecento
Más recientemente he conocido la segunda propiedad de los Romanelli, totalmente
impregnada de la estética Fortuny, enclavada muy cerca de su "hermano mayor", entre la Plaza de San Marcos y la Accademia. Tiene el toque de distinción suficiente, un pequeño patio ajardinado para desayunar en el buen tiempo,
un acogedor salón –donde siempre hay pasteles, galletas y bebidas a disposición
de los huéspedes-, un bar, y nueve habitaciones cuidadas y evocadoras. Y un personal profesional y atento al que siempre dan ganas de volver a ver.
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